Los aztecas fabricaron la pólvora

Datos históricos nos demuestran que mil años antes de la invasión europea a México -Tenochtitlan en el Magno Imperio Azteca se conoció la fabricación de pólvora y el uso de explosivos, así como el arte de la pirotecnia, la cual era utilizada para las celebraciones religiosas, principalmente en la ciudad de Cholula, Puebla gran centro religiosos de nuestros antiguos mexicanos.

En las antiguas leyendas de Irlanda que fueron escritas en libros denominados «Sagas», se menciona que los habitantes de América conocían los explosivos y podían arrojarlos a largas distancia por medio de cohetes.

Estos libros denominados «Sagas», fueron escritos en el siglo XIII, y conservan las antiguas leyendas irlandesas, islandesas y Groelandesas, y se refieren a hechos históricos ocurridos antes y a principios de la presente era. En uno de sus textos se encuentra el interesante relato que da a conocer la llegada de los vikingos que llegaron frente a las costas de América en el siglo X después de la era, en donde se encontraron con un grupo de guerreros que les impidieron el paso, posiblemente por no haber solicitado permiso para internarse en el Continente.

Agrega que cuando los vikingos pretendieron no aceptar la orden de que no bajaran a tierra, frente a las costas de hoy conocido como Massachusetts, Estados Unidos, entonces aquellos guerreros ataron a una estaca una pelota azul del tamaño de una oveja.

Posteriormente, la estaca voló sobre los aires llevando atada la pelota y al caer cerca de sus barcos, se produjo una terrible explosión que obliga a los vikingos a emprender la huida hacia el mar. En esos años, en todos los países de Europa se desconocía la pólvora y principalmente los explosivos o bombas, así como el lanzamiento de cohetes a través de este mismo material.

El escritor José Álvarez López en su obra «Dioses y Robots» considera que los antiguos mexicanos hayan conocido la pólvora y la pirotecnia, debido a la estrecha relación que existió entre la población de Ankor, Camboya y Teotihuacán (angkorenses y ulmecas), así como en China y Perú.

Lugares del lejano Oriente, en donde aún se conservan sus bellísimos templos y palacios que tienen una arquitectura demasiado parecida con la construcción de nuestro Magno Imperio Azteca. Esta relación entre los países mencionados pudo haber permitido el intercambio de conocimientos en relación al uso de la pólvora y de un desarrollado arte de pirotecnia, tanto en América como en esos países del Asia.

En estas mismas «Sagas» se menciona que el año de 1372 un grupo de pescadores normandos desembarcaron en «Drogio» antiguo nombre que le daban los normandos o vikingos a la parte Norte de América. Los pescadores extranjeros habían desembarcado frente a las playas de Minnesota, Estados Unidos, en donde fueron detenidos por un grupo de guerreros de esa región y posteriormente trasladados a la ciudad de México Tenochtitlán (explican algunos autores). Uno de estos Vikingos logró darse a la fuga y después de llegar Estotilandia, hoy Terranova, Canadá, se dirigió a Europa, en donde dijo lo que le había ocurrido a él y a sus compañeros.

Los anteriores datos históricos son sumamente significativos porque nos demuestran que el Magno Imperio Azteca, llegaba sus dominios hasta la parte norte del Continente, por lo cual podrían afirmar que las antiguas poblaciones de Estados Unidos, Canadá y Alaska, eran Náhuatl, con una misma cultura, idioma y religión.

También, algunos investigadores, afirman que, en la ciudad de Cholula, Puebla, se practicaba el arte de la pirotecnia desde antes de la presente Era. Asimismo, en los escritos del sacerdote Antonio Carbajal y Toledo, en 1778, libro que fue prohibido por la corona de España, en esa época, explica que el minero de Taxco, Puebla, Felipe Altolaguirre, fabricaba una mezcla que producía la dinamita.

Todos estos datos nos indican que nuestros antiguos mexicanos tuvieron una avanzada ciencia que les permitió conocer la pólvora mucho antes que las naciones europeas; pero esto también nos obliga a preguntarnos: ¿Por qué nuestros gloriosos guerreros mexicanos no usaron esos adelantos científicos para evitar la invasión europea?

Varios escritores afirman que la superioridad de la técnica guerra de nuestros antiguos soldados mexicanos, con respecto a los demás habitantes del Continente, les había permitido la evolución de un concepto de arte bélico superior en cuanto se aprendió en México después de la invasión de Europa.

Podríamos afirmar que nuestros antiguos guerreros mexicanos no hacían una guerra para matar sino más bien una guerra para no matar. Dar muerte a su adversario era cosa simple y demasiado fácil para nuestros gloriosos guerreros Aztecas que habían hecho una verdadera ciencia de la guerra.

El alto precepto moral y espiritual de nuestros antiguos mexicanos: «El hombre no tiene derecho de matar a otro hombre», formaba parte no solo en la sociedad sino también en la guerra, por ello, no se usaron sus adelantos científicos como armas destructivas, ni siquiera envenenaron sus flechas, a pesar de saberlo hacer, porque el triunfo no se media por la muerte de enemigos.

El ejército Azteca estaba organizado en legiones de 800 o mil 600 guerreros, bajo el mando de dos generales y de otros oficiales menores. Cada general tenía a su mando a los Telpochtlahtoque, jefes de jóvenes y a los oficiales llamados Achcacauthin, primeros capitanes, y estaban organizados en escuadrones.

También contaban con los otómitl, jefes de flecheros, quienes iban a la vanguardia los caballeros águilas, tigres, leones, serpientes y pardos, al centro, formaban la guardia del generalísimo, y los valientes cuachictin, rapados o pelones, iban sin armas y en la retaguardia.

El comentarista Bernal Díaz del Castillo, describe el orden que observó en la marcha de los guerreros mexicanos, al paso de los tambores, de caracoles y cornetas, cantando himnos de guerra y proferían gritos marciales que causaban terror y pánico en los enemigos.

Al respecto, la escritora Doña Eulalia Guzmán, en su obra “Relaciones de Hernán Cortés” dice que, en la batalla de Tlatelolco, los insignes guerreros mexicanos, tomaron presos a 60 europeos, entre ellos, a Hernán Cortés, pero horas más tarde fue puesto en libertad.

Posiblemente fue puesto en libertad este grupo de europeos, por órdenes de algún alto funcionario del Imperio que simpatizaba con los extranjeros, lo que impidió que dichos capitanes fueran juzgados por magno homicidio en contra del Emperador Azteca

Estos nos demuestran, una vez más, el alto grado cultural de nuestros antiguos mexicanos quienes no mataban por matar.

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